jueves, 1 de diciembre de 2011

Un cambio de mirada, observa y querer comprender

El tema de el trato de conflictos es algo que me despierta mucho interés, dado que como futuros profesionales de la educación, es imprescindible que sepamos mediar con este tipo de conflictos en clave intercultural.

Para hacer una reflexión, expongo una experiencia propia vivida dentro del ámbito en el que trabajo como monitor de fútbol base. Yo como entrenador me daba por un buen gestor de la diversidad ya que durante años he tratado con equipos integrados por niños de muchos países distintos. El caso mas exagerado fue en la plantilla del curso 2009/2010, en el que dentro de un grupo de 21 jugadores, se encontraban dos niños marroquíes, un uruguayo, dos rumanos, un sueco, un holandés, un argentino, y en el resto de niños españoles, dos eran de raza gitana y un niño que venía del país vasco. Durante ese año se presentó algún conflicto entre niños, no con connotaciones racistas, pero si por falta de entendimiento y por distintas maneras de entender las relaciones sociales. Pese a todo, todos quedamos muy satisfechos, se hizo un grupo unido e incluso los padres, con sus mas y sus menos, contribuyeron a un buen ambiente.

Despúes de esa experiencia pensé que no era tan dificil el trato de niños de diferentes culturas en un mismo contexto, pero nada mas lejos de la realidad.

Mi concepto de diversidad no integraba la idea de interculturalidad, es decir, entendía la diversidad del grupo, y flexibilizaba mi manera de entrenar y relacionarme con ellos para conseguir llegar a ellos, pero ahora entiendo que mi tarea no estuvo en incluir y compactar a todos, sino que fue solo un trabajo de contención y de convivencia llevadera, para el plazo de un año ( ese grupo ya está dividido).

A esta conclusión he llegado hace una semana, gracias a que hice una substitución a un grupo de jugadores de entre 15 y 16 años, grupo en el cual solo hay 6 jugadores nacidos aquí, y los otros 8 jugadores son en su mayoría de origen marroquí. Yo con mi experiencia no me esperaba tener problemas, y no los tuve, pero no gracias a mis anteriores experiencias. El grupo convivía y trabajaba de una manera especial, habían bromas, actitudes, comportamientos y maneras de quejarse o de motivarse entre ellos que a mí no me parecían normales, e incluso me parecían negativas porque no eran las formas a las que yo estaba acostumbrado. Pero la realidad es que funcionaban. Me dediqué simplemente a observar durante todo la sesión, y si hubiera intentado "solucionar" o "adaptar" algunas de las actitudes o palabras clave que a mi no me parecían apropiadas para el trabajo en equipo, seguramente no hubiera conectado con ellos, ni hubiera sacado nada positivo.

El hecho de sentirme descolocado en esa situación me hizo acordarme del grupo mencionado al principio de la entrada y la diferencia que había con éste último es que la diversidad no reside en el número de nacionalidades distintas, sino la diferencia entre los colectivos. En éste último no habían tantos niños distintos, pero si habían dos grupos culturales distintos, pero que actuaban como uno. Y nuestra realidad social se acerca mas al trato de conflictos entre grupos y no al trato de muchos casos aislados de inmigrantes.

Esta experiencia me lleva a que como educadores, tenemos la necesidad de pararnos a observar el entorno, y de que manera podemos contribuir a él. Una experiencia muy enriquecedora que quería compartir.

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